lunes, 23 de agosto de 2010

Vuelve el "Deme dos" y cancún está más barato

Pero lo cierto es que, por algún extraño déjà vu, los argentinos tienden a comparar los precios que rigen en la actualidad con los de aquél entonces.

Los expertos hacen lo propio, al analizar los salarios y valores de los bienes. Y toman el 2001 como punto de partida.

¿Siempre fue así? A decir verdad, los comparativos se fueron intensificando cuando la suba general de precios comenzara a escalar y a lastimar con fuerza los bolsillos de la sociedad. De no haberse registrado semejantes alzas, posiblemente este ejercicio hubiera caído en desuso.

En efecto, la inflación acumulada desde la salida de la convertibilidad a hoy fue del 320% (agosto 2010-2001).

Quizá sea por eso que los argentinos experimenten ese déjà vu, al comparar los precios que deben pagar en los supermercados, en los shopping y hasta al comprar un auto o una vivienda.

Sucede que, en este último tiempo, el alza en los valores de los bienes y servicios siguió escalando de manera sostenida, mientras que el dólar se ha movido muy poco en este últmo año. Y esto ha incrementado la sensación de vivir en un país que se hizo muy caro en dólares.

Los precios de antes, el bolsillo de hoy
En este contexto de suba generalizada de precios, que tiende a potenciarse y no encuentra techo, lo preocupante es que una larga lista de productos ya resultan más caros que en épocas del 1 a 1.

Otros han aumentado tanto que lograron ubicarse a la par, mientras que el grupo de "rezagados" acortó significativamente la distancia.

Ahora bien, ¿por qué se hace necesario comparar? El fenómeno que se registra en la actualidad, de artículos importados cada vez más baratos y nacionales más caros -del que viene dando cuenta este medio desde hace ya varios meses- es consecuencia de esta evolución de variables (inflación, dólar, costos salariales).

El hecho de conocer el incremento de los precios en la Argentina, medidos en dólares, constituye una “brújula” para saber cómo está parado el país frente al mundo.

Para poder conocer esta realidad, que afecta a los bolsillos de todos los argentinos, iProfesional.com investigó -con datos aportados por distintas consultoras– a efectos de poder comparar los valores de antes con los de ahora.

Los resultados son sorprendentes. Y no hacen más que evidenciar varios desajustes en la economía.

Cargar nafta, pagar una entrada de cine, ir a la cancha, comprarse un jean, afrontar la cuota del colegio o llenar el changuito en el súper, fueron algunos de los rubros elegidos.

¿Qué productos ya están más caros que antes?
Un alza sostenida de precios que, sistemáticamente, resultó superior al repunte del billete verde es lo que llevó al país a su encarecimiento en moneda dura.

Los economistas le ponen cifra a esta inflación en dólares: 15% anual.
En el sector de servicios viene acercándose a todo galope y se mantiene todavía alejado en las tarifas públicas, taponadas por el Estado.


Este nivel de precios dolarizados (incluyendo a los salarios) genera inevitablemente la sensación de que la economía perdió buena parte del efecto competitivo provocado por la devaluación de 2002 y que ha ingresado en una nueva fase.

Orlando Ferreres, consultor y ex viceministro de Economía, destaca que el peso ya se apreció por encima de su promedio histórico.

Según su estimación, y para recuperar el efecto “corrosivo de la inflación” el dólar debería estar en los $4,33.

Es decir, debería apreciarse cerca de un 10% de sus $3,95 actuales.

Quienes siguen la economía muy de cerca no ocultan su preocupación. Y la dejan plasmada en frases como estas:

“Se acabaron los años de un dólar súper alto” (Miguel Kiguel).

“Los costos en dólares están creciendo mucho” (Orlando Ferreres).

“¿Qué queda del modelo productivo?” (Rogelio Frigerio).

“Traban Sancho, señal que nos apreciamos” (Luciano Laspina).

“El costo laboral en dólares, cerca del 1 a 1” (Jorge Vasconcelos).
Y la sensación generalizada es que esta tendencia continuará, por lo menos, dos años más.

“Hoy por hoy, la única herramienta con la que cuenta el Gobierno para que no se descontrole la inflación es mantener el dólar planchado, y no va a abandonar ese manejo”, señala Alejo Espora, jefe de research del Banco Ciudad.

Y advierte que el efecto de “un tipo de cambio atrasado se hará más notorio en los próximos meses”.

Cerrando la brecha
Los productos del súper son los que más fuertemente se “dolarizaron” en este último tiempo.

La medición que realiza el sitio especializado inflaciónverdadera.com reporta que los alimentos y bebidas tuvieron un incremento del 32,3% en los últimos 12 meses.

Son guarismos que se ubican bien por encima del índice promedio, que la mayoría de las consultoras privadas proyectan en 23% anual.

Claro está que en el mundo también hubo inflación y los precios subieron. ¿Cuánto? También 23%... pero en 10 años (promedio global):

Así las cosas, a un consumidor estadounidense llenar el changuito hoy le cuesta 23% más que en 2001.


A un argentino un 240% más, si se lo mide en pesos.


Hace una década, ambos podían llenar un changuito similar con la misma plata.


Hoy, el ciudadano del norte cuenta con un 40% más de poder de compra.
Vuelve el “déme dos” y Cancún es más barato
Para quienes añoraban los tiempos de los viajes al exterior y las compras baratas, hay buenas noticias. El proceso actual está haciendo que a los argentinos les resulte más accesible tanto vacacionar como ir de shopping fuera del país.

Por lo pronto, el pasaje a Europa, que hasta hace cuatro años costaba 2,3 sueldos promedio, hoy vale 1,3. Es decir, se abarató un 43% en términos de ingresos.

Y este efecto ya se está evidenciando en números. El Gobierno anunció que la cantidad de argentinos que hacen turismo en el exterior está en casi cinco millones de personas por año, que gastan en conjunto unos u$s4.000 millones.

“Se está viviendo una nueva versión del deme dos”, había advertido a iProfesional.com Eric Ritondale, analista de la consultora Econviews.

El experto había señalado “que cada vez es más atractivo comprar afuera y, a medida que avance la inflación, esta tendencia va a ser cada vez mayor, una opinión alineada con la de Alejandro Espora, analista del Banco Ciudad, quien también había asegurado a este medio que se está ante un resurgimiento de una versión remixada del “deme dos”.

El saldo en de la tarjetas de crédito es fiel reflejo de este fenómeno. En efecto, los argentinos están usando cada vez más sus plásticos en el exterior: según datos del Banco Central, el saldo global en dólares alcanzaba los u$s127 a fines de julio, un 50% más que hace apenas dos años (ver nota: “El colchón del dólar caro se desinfla y vuelve el ‘deme dos’ para la clase media”).



El famoso Indice Bic Mac
Hay indicadores, como el célebre “Big Mac Index”, que compara el precio de la hamburguesa en varios países del mundo.

En este sentido, el renombrado índice da cuenta de que la Argentina ha ido paulatinamente encareciéndose.

En su último reporte la prestigiosa revista “The Economist”, creadora del índice, muestra que el peso argentino ahora está sobrevaluado, ya que para que la hamburguesa cueste lo mismo en los dos países (u$s3.58), la paridad debería deslizarse hasta $4,19 por dólar.

Por otra parte, en comparación con los vecinos, y especialmente con Brasil, los precios argentinos siguen baratos, dado que todas las monedas de la región experimentaron un proceso de apreciación.

Pero algunos expertos creen que esta situación podría tener algún cambio.

“Brasil está tremendamente caro en dólares. Pero hay que ir con pies de plomo. Porque ahora hay elecciones y recordemos lo que ocurrió en 1998. Cuando asumió el Gobierno - en enero de 1999 - devaluó un 40% de forma repentina y sin avisarle a nadie”, advierte Ferreres.

Alimentos caros, productos más baratos
Hay, tal vez, un dato más llamativo que el incremento de los precios medidos en dólares. Es la gran disparidad en la evolución que éstos han tenido, según de qué categoría se trate.

Así, resulta evidente que los alimentos lideran este ranking, al punto de que muchos están más caros en divisas estadounidenses que hace una década.

En contraste, hay rubros que no se han encarecido de la misma forma.

El caso más notorio es el de los servicios públicos, con precios regulados, que están notoriamente más baratos.

También se registra otro fenómeno, pero que ya se da a nivel mundial.

Los alimentos se encarecen frente a los productos industriales, debido a la fuerte demanda de los países asiáticos en desarrollo.

Para ponerlo en términos más claros, ahora se necesitan menos kilos de carne para comprar un auto.

En tanto, en aquellos productos que buscan estar a la vanguardia tecnológica, la caída en sus cotizaciones resulta significativa, ya que cada modelo rápidamente es superado por el de un nuevo competidor.

Pero además, se trata de artículos que toman precios del mercado internacional y, por lo tanto, se hacen más accesibles cuando el tipo de cambio está retrasado frente a los ingresos, que es lo que está ocurriendo ahora.

¿Se gana más ahora que en el 1 a 1?
Para determinar cómo impacta este cambio de precios relativos en el bolsillo de los argentinos es necesario considerar la evolución de los sueldos en dólares. Y, dicha evolución, se acerca al incremento general de precios.

La población gana 3,5 veces más que hace una década (según el índice salarial que calcula el INDEC).

Sin embargo, esa mejora no fue igual para todos. Los más rezagados (empleados públicos) vieron multiplicados sus haberes sólo en 2,6 puntos, bien por debajo de la inflación ocurrida en el período.

No obstante, el promedio salarial siguió aproximadamente la variación general de los precios. En términos de dólares, los salarios están hoy un 11% por debajo de la convertibilidad.

La tendencia es que -tal como ocurre con los precios– los sueldos medidos en divisa estadounidense sigan creciendo hasta alcanzar a la brevedad los niveles del 1 a 1.

Es que los acuerdos de ajustes remunerativos han estado por encima del 20%, frente a una devaluación que se ubica en menos de la mitad.

Ahora bien, tener un ingreso más alto en dólares no necesariamente significa contar con un mayor poder adquisitivo, salvo, claro, que uno viaje y consuma fuera del país. Porque también los precios se ajustan en moneda dura.

Un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal señala que, tras los últimos incrementos salariales, el costo laboral para las empresas argentinas se ubicará en 94% respecto al del 2001.

Fuente
Fernando Gutiérrez
(c) iProfesional.com

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