martes, 15 de septiembre de 2009

Cartagena, la ciudad romántica

Cartagena es una ciudad magnífica, de las primeras construídas en América en la época de la colonización.

Varias veces saqueada o quemada por lo piratas, por cuanto en ella se encontraba la casa donde se se guardaba todo el oro y la plata del nuevo continente.
Por esta razón fue amurallada: 13 kms de una increíble muralla de piedra. Ancha muralla, sobre la que uno puede caminar casi junto al mar. Y digo casi, porque en épocas más modernas se ganó al mar terreno, construyéndose entre ambos un boulevar.
Cada casa de la ciudad amurallada, por sí sola, da para realizar un video clip. No por nada en ella se filmaron películas como "El amor en los tiempos de cólera" y "La Misión", entre tantas otras.

De noche la ciudad se vuelve mágica, encantadora. Los faroles alumbrando sus calles, algunas muy angostas, otras un poco más anchas, todas con un sin número de historias sucedidas a lo largo de varios siglos. Los turistas nos deleitamos paseando en carruajes victorianos con los faroles a velas, a lo que hay que hay añadir el sonido del golpeteo de las patas de los caballos sobre los adoquines y las guitarras y voces de los cantores que se suben a los coches, emocionando con canciones como "Noches de Cartagena"...inolvidable. Imperdible.

Cada lugar, cada casa, cada plaza, cada restaurant, por la noche tienen una bohemia particular.
Es difícil, decir que cosas ver dentro de la ciudad amurallada, porque todo deleita. Nombraré algunos sitios que me llamaron la atención: la Casa del Marqués de Valdehoyos en Calle de la Factoria. En tiempos de la Colonia, esta fue la casa privada más grande en Cartagena. Regularmente, actividades Culturales tenían lugar aquí. Originalmente, fue la residencia del Marqués de Valdehoyos, quien hizo una fortuna cambiando harina y esclavos. El fue autorizado por la Corona Española para "Importar" y vender esclavos. Alrededor de 1830, esta casa fue la residencia temporal de Simón Bolívar, quien para entonces se encontraba enfermo y eventualmente murió en Santa Marta en las costas del Caribe, en una quinta que no hay que dejar de visitar. Hoy la otrora vivienda del Marqués se ha transformado en un magnífico hotel boutique de ocho habitaciones de distintas jerarquías. Es difícil detectarlo desde la acera. Por casualidad pudimos recorrerlo, gracias a la amabilidad de uno de sus empleados. Un canto a la historia y el buen gusto. Quien pueda, que haga sus reservaciones sin pensarlo dos veces.

Asimismo, resulta imposible dejar de recorrer el Palacio de la Inquisición, si bien su estructura no es exactamente la de la época en que funcionó, pero se le parece. Solo el largo y tallado portal de entrada vale la pena una visita. Durante la era Colonial, esta casa sirvió como una tribuna "corte" para condenar a cualquiera que la Iglesia viera como un enemigo. Instrumentos de tortura, junto con documentos, explicaciones y pinturas sobre la Inquisición se pueden apreciar en él.
Afuera, enfrente de la Calle de la Inquisición, hay una pequeña, ventana enrejada por la cual la sentencia entregada por la tribuna era anunciada al publico.
Horario: Martes a Sabado, 9:00 a.m. - 6:00 p.m.,Domingos y Festivos, 10:00 a.m. - 4:00 p.m. (Tener presente que todos los museos cierran temprano)

Un sitio obligado es por las noches es la plaza de San Diego, rodeada de los mejores hoteles de la ciudad, donde los bares y restaurant sacan sus mesas afueras, y el ambiente es maravilloso: cantantes, bailarines, malavaristas. Y a quien le gusten las artesanías,hay que decir que he visto algunas muy bonitas, de diseño diferente a las que se ven en la playa.

Obligatorio visitar la Plaza de los Coches: Centenares de millares de esclavos negros, cazados, y traídos aquí de África eran vendidos y calificados en la plaza. Muchos de ellos eran embarcados a otras colonias. Veracruz - México y Cartagena fueron los únicos dos puertos designados y oficiales por el Rey de España, para el cambio de esclavos. La Corona Española le había prohibido a la esclavitud de nativos Amerindias. El nombre "Plaza de los Coches", data del siglo pasado, y aplica a la vida de hoy también, así como es designado el área de abordo para turistas para que paseen la cuidad en coches. Allí se encuentra la estatua de Pedro de Heredia - Descubrió a Cartagena de Indias en 1533. Su preservación es la mas responsable para la ciudad de hoy, estando en tan buenas condiciones. Después de que un fuego destruyo a Cartagena, Pedro de Heredia declaro que toda la construcción futura sería de piedra, adobe y cemento.

Todo turistas realiza una visita al Portal de los Dulces: Debajo de los arcos esta el Portal de los Dulces donde pueden comprar y disfrutar de los frescos dulces caseros.

Hay que ver la Puerta del Reloj, centrada principal a la ciudad amurallada. Es el Símbolo de Cartagena, también suele ser usado para representar a Colombia.

Ya fuera de las murallas, hay que mencionar el Centro de Convenicones, estratégicamente ubicado sobre el agua, enla Bahía de las Animas, en Getsemaní

La movida nocturna se encuentra justamente en este barrio en la Calle del Arsenal. La mejor disco de la ciuad es Mr. Babilla.Ojo, funcionan bien solo viernes y sábados o vísperas de feriados.

Por supuesto, la ciudad moderna es muy bonita también, con altos edificios: muchos hoteles y condominios.

No se puede dejar de traer esmeraldas de Cartagena: la mayoría de las esmeraldas del mundo se extraen en Colombia, hay algunas muy baratas, dependiendo de su pureza, color, pulido, etc. Es muy económico comprar el típico granito de café con una esmeralda sobre él.Recomendación: comprar de día, pues de noche (los citi tours nocturnos te llevan a fábricas), las esmeraldas no se diferencian bien). Para mí, la mejor joyería es la Joyería Caribe, con una sucursal en Panamá (EL Museo de la Esmeralda) y otra en Zaragoza, España.

Por último pasear todos los días que uno pueda en carrozas victorianas, alumbradas con velas: magnífico. Tanto con los cocheros como con los taxistas: fijar precio previamente, y regatear: en todos los lugares y a todos, la vida es regateo en Cartagena, seguramente uno termina comprando al menos a la mitad del precio que se le pide al inicio de la venta.

Esta ha sido una brevísima descripción de esta atrapante ciudad, volveré sobre ella, por placer propio y porque se lo merece. Siete días no alcanzaron para disfrutarla y conocerla en todo su esplendor. Bendigo el momento de haber decidido visitarla

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